El pasado sábado acudí a ver La vergüenza, película española bastante aclamada por la crítica, ganadora en el reciente Festival de Málaga de la Biznaga de Oro a la mejor película y la Biznaga de Plata al mejor guión.La cinta, que supone el debut en la dirección del guionista David Planell (autor de guiones como el de la película Siete mesas de billar francés), supone una bocanada de aire fresco para el cine español, en el sentido de que está realizada con un presupuesto modesto, con pocas localizaciones, y con un breve reparto, en el que destacan los magistrales Alberto Sanjuan, Natalia Mateo y el niño Brandon Lastra (este último, prácticamente debutante en el mundo del largometraje).
La grandeza de la película reside en que es un retrato actual de la sociedad española, al tocar temas tan vigentes como la adopción, la prolongación de la juventud, la nueva visión del matrimonio, la inmigración, el acoso escolar o bullying... A su vez, nos narra una historia cotidiana, a pie de calle, con personajes de carne y hueso, algo que se agradece en muchas ocasiones frente a la saturación de efectos digitales y especiales que presentan muchas cintas extranjeras y españolas.
La vergüenza: cine que no arrasa en taquilla, pero que convence al espectador por su vigencia y su cotidianeidad. Película muy recomendable en estos tiempos.
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